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29 oct 2012

Jaime Ramírez Pedraza ha fallecido como Pedro Rojas “su cadáver estaba lleno de mundo”


Jaime Ramírez Pedraza ha fallecido como Pedro Rojas
“su cadáver estaba lleno de mundo”


“Solía escribir con su dedo grande en el aire:
<< ¡Vivan los compañeros! Pedro Rojas>>”
César Vallejo


La exageración en los revolucionarios siempre está presente, en su vida diaria, en sus respuestas, en otorgar créditos a la vida que a veces pega duro y con muchos palos; exagerar al alzar un dedo y pintar ¡Vivan los compañeros, los que viven y luchan, los que caen exageradamente hermosos! Hoy amanecí exagerado y con la pena que deambula fuera de la coyuntura.

Ayer, en horas donde el sol parecía pedirle perdón al tiempo, en un cementerio donde el corazón adjetivaba con rabia, y quizás lejos de sus compañeros el cadáver del compañero Jaime Ramírez acompañado de su padre que no dudo en acompañar a su hijo hacia el otro lado de la vida, que quizá no exista, y que quizá no importe si exista, o como señalaría Benedetti en un poema para el comandante Guevara “sería una pena que no exista Dios”. La pena puede llevarse varios pájaros de un tiro. Situada la melancolía en el pecho, la vida ésta que a veces quisiéramos que fuese tan sólo sueño, no llega a importar mucho. El padre de Jaime, falleció en la madrugada, embargado de pena, el barco que transporta las almas de seguro podría naufragar. La pena de todos los acompañantes desde el sábado es muy grande.

Sin embargo, en Palacio de Gobierno donde Nadine y Ollanta  velan sus logros, sus esfuerzos en los cachuelos al imperialismo, donde lo único que gobiernan son sus metidas de patas, reían, saltaban de alegría porque Quimper salía de su amigable cárcel amparado por un TC que cada día avergüenza; alegres porque sus conqueteos con el fujimontesinismo cada día es mejor, y no hay mejor cortina de humo para solapar la entrada de tropas gringas con firma ollantista, que hablar de indulto para un violador de DD. HH., como lo es y seguirá siendo el dictador Alberto Fujimori. Un preso que la prensa amarillista ha demostrado que vive en cárcel de lujo, que es uno de los ciudadanos “encarcelados” mejor atendido del país. Sin embargo, el juego “gentil” de Ollanta quiso demostrar su lado amable y gentil al llevar al último momento el supuesto “buen favor” y con la autoridad que caracteriza a un gobierno fascista y militar llevar la orden de indulto a la familia de Jaime Ramírez. Ollanta Humala Tasso, obsoleto imitador de fascistas ha demostrado un lado más de su lado inhumano y su juego sucio ante el pedido popular. No sirvió de nada los cientos de firmas, de cartas de adhesiones, artículos y pedidos de diferentes personalidades para así demostrar que el indulto a Jaime era necesario y urgente.

Jaime Ramírez Pedraza, es un compañero que ha fastidiado al gobierno y seguirá fastidiando, es de esos, porque lo sigue siendo, de aquellos hombres que solo el nombre fastidia y fastidia a los gobiernos neoliberales de turno. Hombres que no le temen miedo a los fusilamientos como Pedro Rojas, como Guevara, como Sandino. La altura de hombres se mide en el sentir diario, Ollanta Humala que gobierna para unos pocos, está a la postre de un hombre que en su lucha juvenil, demostró estar al lado de los más humildes. Que es como aquel Pedro Rojas que en plena Guerra Civil Española no duda en levantar su dedo en señal de reto, de vencedor ante los que proponen la muerte y el martirio; así es el compañero que ahora estará en el recuerdo, dependerá de nosotros seguir sus pasos, sus ejercicios de solidaridad y eterna fe en la revolución, en los hombres.

Ayer en el cementerio “Padre Eterno”, llegaron los que no consideran el titular en la prensa, los que no dudan en manchar su currículum vitae con fotos a lado de personajes no tan queridos para la izquierda legalizada y domesticada, los que esperan con el amor vencer a la muerte, los que consideran a la revolución estar en las buenas y en las malas, o solamente estar. Los que no diferencian de clichés políticos, los que aman por los poros y entienden que en una revolución verdadera se triunfa o se muere.

¡Jaime Ramírez Pedraza, presente!
¡Su cadáver está lleno de mundo!

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