Jaime Ramírez Pedraza ha fallecido como Pedro
Rojas
“su cadáver estaba lleno de mundo”
“Solía escribir con su dedo grande en el
aire:
<< ¡Vivan los compañeros! Pedro
Rojas>>”
César Vallejo
La
exageración en los revolucionarios siempre está presente, en su vida diaria, en
sus respuestas, en otorgar créditos a la vida que a veces pega duro y con
muchos palos; exagerar al alzar un dedo y pintar ¡Vivan los compañeros, los que
viven y luchan, los que caen exageradamente hermosos! Hoy amanecí exagerado y con
la pena que deambula fuera de la coyuntura.
Ayer, en
horas donde el sol parecía pedirle perdón al tiempo, en un cementerio donde el
corazón adjetivaba con rabia, y quizás lejos de sus compañeros el cadáver del
compañero Jaime Ramírez acompañado de su padre que no dudo en acompañar a su
hijo hacia el otro lado de la vida, que quizá no exista, y que quizá no importe
si exista, o como señalaría Benedetti en un poema para el comandante Guevara
“sería una pena que no exista Dios”. La pena puede llevarse varios pájaros de
un tiro. Situada la melancolía en el pecho, la vida ésta que a veces
quisiéramos que fuese tan sólo sueño, no llega a importar mucho. El padre de Jaime, falleció en la
madrugada, embargado de pena, el barco que transporta las almas de seguro podría
naufragar. La pena de todos los acompañantes desde el sábado es muy grande.
Sin embargo,
en Palacio de Gobierno donde Nadine y Ollanta velan sus logros, sus esfuerzos en los
cachuelos al imperialismo, donde lo único que gobiernan son sus metidas de
patas, reían, saltaban de alegría porque Quimper salía de su amigable cárcel
amparado por un TC que cada día avergüenza; alegres porque sus conqueteos con
el fujimontesinismo cada día es mejor, y no hay mejor cortina de humo para
solapar la entrada de tropas gringas con firma ollantista, que hablar de
indulto para un violador de DD. HH., como lo es y seguirá siendo el dictador
Alberto Fujimori. Un preso que la prensa amarillista ha demostrado que vive en
cárcel de lujo, que es uno de los ciudadanos “encarcelados” mejor atendido del
país. Sin embargo, el juego “gentil” de Ollanta quiso demostrar su lado amable
y gentil al llevar al último momento el supuesto “buen favor” y con la
autoridad que caracteriza a un gobierno fascista y militar llevar la orden de
indulto a la familia de Jaime Ramírez. Ollanta Humala Tasso, obsoleto imitador
de fascistas ha demostrado un lado más de su lado inhumano y su juego sucio
ante el pedido popular. No sirvió de nada los cientos de firmas, de cartas de
adhesiones, artículos y pedidos de diferentes personalidades para así demostrar
que el indulto a Jaime era necesario y urgente.
Jaime
Ramírez Pedraza, es un compañero que ha fastidiado al gobierno y seguirá
fastidiando, es de esos, porque lo sigue siendo, de aquellos hombres que solo
el nombre fastidia y fastidia a los gobiernos neoliberales de turno. Hombres
que no le temen miedo a los fusilamientos como Pedro Rojas, como Guevara, como
Sandino. La altura de hombres se mide en el sentir diario, Ollanta Humala que gobierna
para unos pocos, está a la postre de un hombre que en su lucha juvenil,
demostró estar al lado de los más humildes. Que es como aquel Pedro Rojas que
en plena Guerra Civil Española no duda en levantar su dedo en señal de reto, de
vencedor ante los que proponen la muerte y el martirio; así es el compañero que
ahora estará en el recuerdo, dependerá de nosotros seguir sus pasos, sus
ejercicios de solidaridad y eterna fe en la revolución, en los hombres.
Ayer en el
cementerio “Padre Eterno”, llegaron los que no consideran el titular en la prensa,
los que no dudan en manchar su currículum vitae con fotos a lado de personajes
no tan queridos para la izquierda legalizada y domesticada, los que esperan con
el amor vencer a la muerte, los que consideran a la revolución estar en las
buenas y en las malas, o solamente estar. Los que no diferencian de clichés
políticos, los que aman por los poros y entienden que en una revolución
verdadera se triunfa o se muere.
¡Jaime
Ramírez Pedraza, presente!
¡Su cadáver
está lleno de mundo!
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