CON HERAUD QUE NADIE SE META
TUS
GUSANOS HARÁN PROTESTA
Entre pardos comensales
Tus huesos viejos y carcomidos
Son parte del menú
De aquella derecha que se sirve seguido el postre
A
menos de 30 días de celebrarse un año más del nacimiento del poeta Javier
Heraud, ilustre gorrión que entregó su vida para el ejemplo de las luchas
populares. Militante de la poesía y la revolución, su vida sigue latente y
enseñando a las presentes generaciones. Por eso mismo, un partido diferente a
los demás, como es el PARTIDO DE LA TERNURA
DEL Perú, lo tiene como un referente. Siendo parte importante
de la creación literaria que enfoca al amor y la revolución.
El
día de hoy, el poeta Juan Cristóbal en su página de facebook, comentaba que de casualidad al poner en google el nombre del poeta, encontró un
comentario sobre Javier Heraud en entrevista de agosto del presente año que ya
se va, al escritor o puede ser “escritor” Rodolfo Hinostroza. En su libro “PARRARAYOS DE DIOS, Crónicas de
poetas”, el “escritor” intenta, porque a eso dedicado toda su vida, denigrar al
poeta, al mejor de los gorriones, Javier Heraud. Ya en la revista CARETAS, mayo
del 2010; intentaba desmitificar al mito del poeta que pronosticó su muerte
física en un río. Su hazaña aún no completa la acaba de imprimir en su libro,
para así formar parte completamente de esa literatura magalystica,
chollywodensa y farandulera. Un escritor de algún nivel reconocido debido a su
alzheimer literario y social cae en aquella literatura de rating barato, de escritura denigrante.
Ya
en el 2010 planteaba que nuestro poeta era un “burgués guerrillero”, un patita
de la clase alta que por su complejos se
metía a la guerrilla del ELN para demostrar a todos y todas que era un hombre
en todo sentido, para desmitificar las burlas que según este “escritor” el
poeta recibía en sus años mozos. Para hablar de Heraud primero hay que
limpiarse las manos, el alma y la vida; no basta con alcanzar cierta edad para
que tus comentarios sean válidos y acertados, la edad a veces demuestra babosería
y mariconada incluida. Burlarse de la aventura, en el buen sentido de la
palabra, y la heroicidad de uno de los mejores poetas de la patria grande, que
a sus cortos 21 años sobrevivió a más de una veintena de balas.
La
historia guerrillera de Heraud fue corta, como la fue del cura colombiano
Camilo Torres, que entendió también a su corta edad y con un futuro brillante
que a muchos les sería difícil obviar: la fama, fortuna, buena cama, ducha
caliente, doctorados y premios, libros publicados y entrevistas tras
entrevistas. Ambas vidas quizás tengan mucho en común, como la puede tener
también con el poeta salvadoreño Roque Dalton, que en el oficio difícil de la
poesía se asentuó en esa clase de poetas enemigos, no en la de los payasos y
sirvientes; sino en la poesía enemiga, enemiga acérrima del sistema en que se
vivía, se vive. Que el poeta haya caído en su primera batalla no pronosticada,
a nadie le incumbe; incumbe si su ejemplo, su historia, sus pesares, sus
poemas, su pensamiento vivo que nos recalca en la cara que tenemos más edad que
él, que el sistema sigue de pie y la división nuestra cada día es tan amplia.
Que nos abofetea con sus años y con su rebeldía, con su amor por el río, los
pájaros, lo más sencillo de la vida.
Con
Javier Heraud que nadie se meta, y no porque sea un dios guerrillero burgués
para Hinostroza, sino básicamente porque representa la franqueza en la lucha
contra un sistema que no vacila en disparar si te rindes, en acuchillar niños
con pobreza y desnutrición, con incendio en sus heridas diariamente. El
comentario de Hinostroza dispara para este lado, para los que lo vieron morir,
para los que luchan a diario con su cara en las camisetas; dispara para este
lado que acusa a la muerte el vuelo de tan grande amigo. Hinostroza dispara
para este lado, y quizás sea entendible por su condición de clase; como se dice
por ahí en las leyendas suburbanas: TU CONDICION DE CLASE SIEMPRE PREDOMINA.
Dispara pero no da en el blanco. Su libro ya se sabe a quienes responde.
A
pocos días, de que Heraud sea recordado, hablar de él significa no encorvar el
lomo y lanzarse a la arena que Dalton eligió. Que no es fácil, no lo es.
Mezclar poesía y militancia subversiva nunca lo ha de hacer, pero si es
necesario en tiempos de fin de mundo, en tiempos en donde la pobreza es
recurrente y el sistema ajusta más la soga.
Es
hablar y recordar los ejemplos de Heraud, Dalton, Ojeda, Juan Ramírez Ruíz,
Oquendo y Romualdo; de Tomás Borge y Fonseca, del Che y Puente Uceda, de
Sandino y todo los pueblos de América, que sufrieron y sufren. Es estar siempre
al lado de los explotados para erradicar de la tierra a los explotadores. Es
así que la poesía ha de estar alegre, mientras tanto nos toca una poesía alegre
y combativa; no hay más.
Por
último me sumo al llamado de atención que hace el poeta Juan Cristóbal a los
amigos de Heraud como Arturo Corcuera, Héctor Béjar, Gustavo Gorriti, Alaín Elías, y
demás; que no han respondido ni parecen mostrar alguna respuesta. La
solidaridad desde ahora debe traspasar fronteras.
PALABRAS DE JUAN CRISTOBAL EL DIA DE HOY:
CONFESION TARDIA: DEFENSA DE JAVIER
HERAUD. A propósito de la reciente muerte de un poeta del 60, estuve revisando,
a través de Google, sobre su vida y poemas y me encontré una defraudante
sorpresa: Rodolfo Hinoztroza, el mismo que en un evento literario en Chile,
avalado, entre otras instituciones, por la Marina chilena, leyera unos poemas en el
“Huáscar” y dijera “El pasado es ceniza”, a lo que le respondí con un artículo
(“El pasado no es ceniza”) que me publicaron en Chile, ya que aquí algunos
diarios no lo aceptaron, había publicado en varios blogs y en la revista
“Caretas” (como pueden ver en google), varios artículos de una bajeza
insoportable contra el poeta y guerrillero Javier Heraud. Decía, entre las
varias arbitrariedades que lindaban en la soberbia y egocentrismo, que Javier
había sido el primero que había sufrido de “bulling” en el país y por eso su
carácter, y lo trataba “del pobre Javier”. En Caretas lo trata de “burgués
guerrillero”. Al conocer todo esto siento una profunda vergüenza intelectual y
militante. Y no comprendo cómo los amigos literarios de Javier, como Arturo
Corcuera, Antonio Cisneros, Mario Razzeto, Reynaldo Naranjo, Marco Martos y
otros no le enrostraran a Hinoztroza, en su momento, su malévola y perversa
actitud. Y cómo tampoco lo hicieran sus amigos militantes, especialmente Héctor
Béjar, Gustavo Gorriti (que colaborara en el ELN) y otros. Me parece
verdaderamente inmoral esta actitud que la siento en carne propia y de haberla
conocido, lastimosamente, tarde.
Viernes
21 diciembre 2012
ERNESTO MONTERO CAMPOS
Partido
de la Ternura
del Perú
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