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22 ene 2017



Hablar de Ernesto

A los guevaristas nos corresponde hacerlo peligroso

Primera entrega


…llegará su fantasma 
bien retratado en las balas
Silvio Rodríguez.


El Che fue el revolucionario más completo que conoció la
Patria Grande.  Pensamos que el guevarismo es precisamente
una síntesis de las  experiencias mundiales de triunfos y luchas de
 los pueblos en el combate por la liberación y la emancipación
definitiva. No es punto de llegada, sino punto de partida para una
nueva época revolucionaria. Los más grandes revolucionarios
 y las experiencias más avanzadas de nuestro continente
han encontrado en el Che las orientaciones políticas
que han guiado gran parte de su accionar. ¿Coincidencia?
No, por ningún motivo. El Che es una fuente viva de experiencias,
 lecciones y ejemplos que iluminan con fuerza
los caminos de nuestra América.
Juventud Guevarista de Chile.



El uso de la figura del Che en el mundo ha sido de manera siempre incompleta o distorsionada, alejada de lo que heredó para los pueblos en disputa contra el imperialismo, y aquí una pequeña defensa a 22 días de empezar dentro del calendario católico un nuevo año, pero con condiciones muy añejas, muy antiguas, muy oligárquicas, este año nuevo empezó para los pueblos de América Latina como siempre: lleno de imperialismo. En el Perú con una base militar norteamericana más y la gente aún pendiente de lo que pueda suceder en la televisión, aquel aparato que nunca va a informar lo que realmente acontece en el país. Esta base militar es sin duda, dentro el plan estratégico geopolítico de EE.UU, un avance, avanzan en plagar de militares so pretexto de la lucha antidrogas, cuando sabemos que no es así, pero al pueblo ocupado en sus cosas mundanas hace caso omiso.

Entonces cuál es el motivo medular de que suceda esto, de que se violen derechos todos los días y la sociedad no despierte del letargo, que si bien hay momentos (la última acción contra el peaje en Puente Piedra es una muestra) de euforia y corazonadas que muestran el descontento popular, sin embargo, esas muestras terminan cayendo como una fiebre con el paracetamol. Habría que enfermarse más, habría que otorgar más leña a la chispa que empieza, pero aún se está lejos para eso. Ya que, esta misma masa verá con buenos ojos la Resolución Suprema Nº 004-2017-IN, en donde las Fuerzas Armadas podrán reprimir en el caso de protestas contra la minería, o simplemente es un inicio para que con el pretexto de la inseguridad social estas mismas intervengan dentro de las poblaciones en donde la enajenación ha marcado el derrotero para el accionar de algunos individuos. Y la eficiencia del Estado para estos casos se hace notar en la mano dura al solucionar todo tipo de conflictos: perdigones, gases, balas, herir periodistas (por el momento), encarcelar dirigentes, mandar militares como perros de caza a todo el país y entrenarlos con pedigrí yankee.

Lukács dentro del capítulo Legalidad e ilegalidad reconoce que el sometimiento del proletariado a la burguesía tiene que ver mucho con lo ideológico: “El obstáculo que impide esa acción es de naturaleza puramente ideológica. En plena crisis mortal del capitalismo, amplias masas del proletariado sienten el Estado, el derecho y la economía de la clase burguesa como el único entorno posible de su existencia (…) Es más bien la orientación natural e instintiva por el Estado, o sea, por la única formación que les parece a los hombres que actúan un punto fijo en el caos de los fenómenos”.  Y es ahí donde entra a tallar en primera instancia a la formación que se otorga a los militantes revolucionarios como también al proletariado, al pueblo organizado o no. ¿Cómo entender entonces el problema de nuestro accionar dentro de la legalidad burguesa? ¿Hemos de reconocernos como ilegales para el mundo y hasta internamente? ¿Ser revolucionario, guevarista, debe significar peligrosidad para el proletariado? Creo que sí y a la vez no. Seamos peligrosos para el enemigo, que en todas las formas de lucha (ese cliché tan usado para cada quien su conveniencia política, predominando siempre lo electoral) se radicalice la que se usa para destruir a la burguesía. Mientras que internamente en la formación del militante, del cuadro revolucionario, del comunista, del guevarista, debe quedar bien en claro que la legalidad en estos tiempos no vale nada, no existe, y que esta ilegalidad a su vez no debe ser considerada como tal: “Al darse a los medios ilegales de lucha y a sus métodos una especial consagración, el acento de una particular “autenticidad” revolucionaria, se está al mismo tiempo reconociendo a la legalidad del Estado existente una cierta vigencia, y no un ser meramente empírico (…) la posibilidad de estimar la viabilidad de una acción determinada; la posibilidad de violar la ley no tiene, pues, por qué recibir acentos distintos de los que afecten, por ejemplo, a la posibilidad de llegar a tiempo para un trasbordo en un viaje importante. Si el estado de ánimo no es ése, sino que la violación de ley se prefiere patéticamente, entonces se tiene un indicio de que, aunque sea con los signos cambiados, el derecho sigue teniendo vigencia para los hombres, que así se comportan porque es capaz de influir íntimamente en sus actos, lo que quiere decir que no se ha producido la emancipación interna de esos hombres”. Por lo tanto, el uso de estas acciones dentro de lo legal o ilegal para el revolucionario es meramente una utilidad táctica dependiendo del momento. Pero cabría señalar que para la izquierda de moda de l@s Mendoza, l@s Glave, l@s Arana, hablar de ilegalidad es hablar de la monstruosidad del ser humano, que quemar curas después de despellejarlos vivos por sus abusos a menores de edad, sería violar el statuo quo, que es la justicia que primero debe actuar y decidir; que debe darle un juicio acorde a lo que la constitución del 93 manda para los que fueron secuestrados en la última protesta social  por la policía nazional que usó y abusó de su “autoridad” y requisó todas las viviendas que podía para levantarse rebeldes. Entonces con esa “izquierda” que mientras pasa los días solo demuestra su viejo oportunismo así lo vendan como nuevo no se debe contar más que para el negocio que cada tres o cuatro años aparece (que por cierto este año arranca la carrera electoral municipal).

Entonces, la tarea es compleja “Esta autoeducación del proletariado, en la cual se despliega su “madurez” para la revolución, es un proceso largo y difícil, tanto más cuanto más desarrollados estén el capitalismo y la cultura burguesa en cada país; y cuanto más intensamente, por lo tanto, esté el proletariado contagiado ideológicamente por las formas de vida capitalistas”. Lo último puede ser idéntico para muchos integrantes del campo socialista, que hacen de su práctica una herencia burguesa y que el enemigo celebra a diario. La vida misma de los que se hacen llamar revolucionarios es como la de cualquier ser enajenado, salvo el uso de la perorata marxista en su lenguaje es la única diferencia. Celebran como la burguesía quiere que celebren, aman como la burguesía quiere que amen, compran como la burguesía quieren que compren,  se rebelan  como la burguesía quiere que se rebelen, duermen como la burguesía quiere que duerman y así sucesivamente, hasta terminar en la casa tranquila con el agua tibia y el desayuno siempre listo.

Es por eso que hablar de guevarismo siempre va a tener una praxis distinta y en este año en donde se recuerda el pase a la heroicidad del comandante, heroicidad, no de suicidio: “Él no se suicidó ni se murió de tristeza. Los militares lo apresaron y, por órdenes de la CIA, lo asesinaron cobardemente a sangre fría, mutilando su cuerpo y enterrándolo como NN” (Néstor Kohan, En la selva). Hablar del Che dentro de la apuesta del Guevarismo para América Latina, es retomar postulados heréticos de Santucho, Miguel Enríquez, Camilo Torres, Túpac Amaru II, Luis de la Puente, Guillermo Lobatón, Máximo Velando, Javier Heraud y demás héroes que han señalado el camino para la victoria. Este año diferencia a los anteriores solo por  la recordación del asesinato del comandante por manos de agentes entrenados por la CIA en la famosa Escuela de las Américas, pero el escenario de lucha del Che no es diferente a la nuestra, en su época bajo su estrategia de crear uno, dos, tres Vietnam (país que vivió una guerra por más de 50 años derrotando a tres imperios: el japonés, el francés, el estadounidense); y la solidaridad revolucionaria internacionalista, de generar bajas al imperialismo originan este accionar que bajo la dirección del Che inicia en Argentina con el comandante segundo Masetti.

En estos meses se hablará del Che hasta por gusto, realizando actividades en homenaje a ambos revolucionarios de un gran nivel como fue Fidel Castro y Ernesto Guevara, del primero se puede decir muchas cosas, comprender algunas, señalar otras; sin embargo, inició un camino en donde el Che apostó toda su actividad de militante revolucionario y luego continuó con el deber de todo revolucionario: hacer la revolución. Y es en ese deber donde muy pocos lo adhieren a su vida diaria, es que ser revolucionario pasa de ser ideológico a ser la vida misma, aprender revolución, enseñar revolución. Que el proceso de reconstrucción y aglutinamiento de individuos para la derrota del sistema actual sea largo no implica una derrota de por sí, es un trabajo que debe ser ejercido por los que se llaman revolucionarios para avanzar en las olas que las mismas masas otorguen o simplemente crear esas olas para que el pueblo se auto-eduque en la misma lucha de clases.

El escenario para una revolución en el Perú es cada día más claro, son años decisivos en dónde la crisis capitalista dará sus últimos respiros, serán los individuos mejor preparados, que entiendan que la guerra actual es eso, una guerra; que el accionar burgués siempre será de aniquilamiento, que al odio de clase se le responde con odio de clase; que ni tantito al imperialismo, ni tantito;  que mientras no nos esforcemos a diario: en la militancia, en la formación integral de cada compañero y compañera, en la disciplina del espacio donde se integra el trabajo revolucionario, en la exigencia como punto de partida para toda tarea, y sobre todo en el deber que significa ser revolucionario ahora y siempre,  como un acto consciente.

Estas líneas no son acabadas, son los guevaristas que cada día venimos escribiendo y accionando dentro del legado del Che, y esto va en aumento. Este año significará, para los que asumimos esta herencia, una dura apuesta de lucha contra los sectores oportunistas que buscan hacer del Che un ícono solo de rebeldía pequeña burguesa, que buscan señalar solo una parte del revolucionario integral, olvidando todo lo demás que expuso durante su vida de militante comunista, de marxista convicto y confeso. Por eso estas reflexiones no acaban, significan un inicio para dar a conocer las ideas que para los guevaristas nos motiva y moviliza. Por un inicio revolucionario y de victoria sobre todo los que nos aqueja y pervierte, por la senda del Che: Socialismo o miseria.

Ernesto Montero Campos

Cátedra Libre “Ernesto Che Guevara”

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